Este pasado sábado dispute la media maratón nocturna de
Bilbao. Una carrera que estaba preparando con muchas ganas y con buenas
sensaciones durante los entrenamientos. El objetivo de hacer la distancia por
debajo e 1 hora 20 minutos lo veía posible y tenía intención de intentar hacerlo
lo mejor posible.
Tres semanas antes de la prueba saltaron las alarmas. El
lunes 29 de septiembre me levante de la cama con una contractura lumbar que no
me dejaba ni moverme, no podía dar ni un solo paso y tuve que estar dos días en
casa sin poder moverme. Por suerte me pudieron atender en ESKUKA y la molestia remitió
bastante pero toda esa semana la perdí y no pude entrenar ni un solo día.
Guardaba esperanzas de que en las dos siguientes semanas pudiese entrenar bien
y recuperar algo de lo perdido. Pero no fue así. En la siguiente semana
empezaron las molestias en la fascia lata, el cuádriceps…. Y son ellos estuve
hasta la misma semana de la carrera, cosa que me hizo dudar si correr o no. En
los últimos días vi que correr podía así que me anime a ir a la carrera y
probar.
Día de la carrera, pistoletazo de carrera y a correr. Primeras
sensaciones malas pero los tres primeros kilómetros mantenía un ritmo que me permitía
soñar con el segundo objetivo propuesto, correr a 4 el km, 3,55, 3,55 y 3,52.
Bueno, ni tan mal. Los siguientes kilómetros baje algo el ritmo y me movía en
4,02, 4,01, 4,06, 4,00, 4,08 y teniendo en cuenta que había algún repechillo
pensaba que no iba tan mal. Hasta el kilómetro 12 conseguí mantenerme en esos
ritmos, pasando el kilómetro 10 en 39, 54. Y consiguiendo mantenerme cercano a
los 4 minutos por kilómetro hasta el 15 que lo pase 3n 1 hora 0 minutos 13
segundos a una media de 4,01 el kilómetro. Pero a partir de aquí fui cayendo,
mi ritmo fue bajando y empecé a notar de verdad esas últimas tres semanas de
lesión.
Entrada en meta en 1 hora 26 minutos 6 segundos y a pensar en recuperar bien la
pierna.